domingo, 21 de enero de 2018

Cine. Los papeles del Pentágono



Página clave de la historia del periodismo

Título original:  The Post

Duración: 116 minutos
Director: Steven Spielberg

Guión: Liz Hannah, Josh Singer


   
       Spielberg logra un apasionante retrato de una página paradigmática de la historia de la libertad de prensa, la que enfrentó al Washington Post con Richard Nixon con motivo de la publicación de los documentos que demostraban que la guerra de Vietnam se había prolongado a pesar de que sucesivos gobiernos –de Kennedy a Nixon- sabían que era imposible ganarla. Tras la sencillez del planteamiento se esconden millón y medio de vietnamitas y cincuenta y ocho mil americanos muertos, gente que fue enviada a Vietnam porque nunca era el momento de salir de aquel agujero negro, porque era inoportuno políticamente, porque era humillante o porque el presidente de turno no quería ser “el que perdió la guerra de Vietnam”.
  El Washington Post estaba gobernado por Ben Bradlee (Tom Hanks), que mantenía una respetuosa e inteligente relación con Katherine Graham (Meryl Streep), quien había accedido a la presidencia de la sociedad propietaria del periódico tras el suicidio de su marido. Graham era una señora bien que se esforzaba por salir del paso dignamente a pesar de que sabía que no se le reconocían méritos para estar donde estaba, una mujer asustada y dubitativa, que dependía de los consejos de unos y otros para tomar decisiones. La que le preocupa al principio de la película es la salida a bolsa de la sociedad, que está en una delicada posición económica. En esas está cuando se le exige la mayor decisión de su vida, la de sacar a la luz los “papeles del Pentágono” y enfrentarse a una batalla legal que podía acabar con el negocio que emprendió su padre, o plegarse a las presiones del poder político, con el cual había mantenido una relación fraternal desde tiempos inmemoriales.
   El mundo del periodismo de la época y  sus relaciones con la política están retratados con una precisión impecable y la narración sobre la lucha entre poder y prensa –que es lo que importa- logra superar la gran complicación de la trama de forma magistral. La mirada a la intimidad de Graham es quizá lo más flojo de la película, y hay alguna escena –ella con su hija, recordando a su marido- que resulta algo falta de credibilidad y superflua. Las razones por las que Graham decide apoyar al director del periódico, en contra de la opinión su consejo de administración quedan abiertas a la interpretación de cada uno -¿vanidad, intuición, convicción, azar, una mezcla de todo ello?- y a la lectura de su autobiografía. Meryl Streep siempre es ella –a pesar de su parecido con Graham-, mientras que Tom Hanks, en cambio, logra transformarse en un Bradlee incuestionable. Gran película.

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