domingo, 28 de enero de 2018

Cine. Call me by your name



Love story

Título original:  Call me by your name
Duración: 130 minutos
Director: Luca Guadagnino
Guión: James Ivory, Luca Guadagnino (Novela: André Aciman)
     
    Elio tiene 17 años y pasa el verano en una gran casa de campo que sus padres tienen en el norte de Italia. Son cultos, sofisticados, políglotas, ricos y liberales. El padre de Elio es profesor y arqueólogo, y cada verano recibe en su casa a un alumno que le ayuda en su trabajo. En esta ocasión se trata del Oliver, un americano guapísimo, con un punto de arrogancia, que se instala en el cuarto de Elio, el cual se traslada a la habitación vecina. Alrededor de la familia van y vienen amigos jóvenes con los que Elio se entretiene a ratos, y alguna chica con la que tiene sus primeros escarceos sexuales, cuando no está entregado a la lectura o a escribir música.
  El enamoramiento de Elio por Oliver va creciendo  lentamente, y este es uno de los aciertos de la película, un ritmo de acontecimientos adaptado a la cadencia con la que crece su deseo, desde la curiosidad, la admiración y los celos hasta la atracción física y la expresión del amor. Mientras tanto poco se nos muestra de Oliver; hay una buena dosificación de lo que sabemos de él. Baila, liga, se expresa con espontaneidad y soltura; es un seductor total. La tensión emocional y erótica entre ellos es sutil, pero creciente. Los futuros amantes están, además, envueltos en la sensualidad del verano y de la materia de estudio del profesor y su alumno. Hay cuerpos desnudos esculpidos por los clásicos que surgen de las aguas, y jugosos melocotones en los que hundir un dedo (y alguna cosa más); hay chorreantes huevos pasados por agua, y un mundo cálido y relajado que se derrama en torno a sus pulsiones íntimas, a sus miradas, a sus vagas insinuaciones. Hasta que estalla la historia de amor, y la alegría de los amantes, libres ya para mostrarse al otro, se enmarca en la belleza de Italia, fotografiada sin obviedades, pero reconocible y magnífica. Y luego el sufrimiento. El terrible sufrimiento iniciático, para el que no hay consuelo, ni aunque uno tenga un padre como el de Elio. El largo plano final, que nos muestra a un Elio silencioso, transformado físicamente, asumiendo su duelo ante una chimenea encendida, lejos ya del verano, resume la película con una fuerza visual extraordinaria y es de una belleza conmovedora.
  La narración nos ha planteado una sencilla historia de amor juvenil, y hasta que estamos en la calle no aparece una última reflexión: En estos tiempos de acerbas críticas a los hombres fuertes y poderosos que seducen a mujeres vulnerables, ¿cómo encaja la historia de un menor de edad fascinado por un adulto que despliega ante él todo el poder de su belleza, su habilidad social y su altura intelectual y le acaba conquistando?

1 comentario:

  1. Como me hubiera gustado ver tantas cosas, tan sutiles, tan subliminales, tan emocionantes.....sólo vi impostura y tedio y no me creo casi nada.
    10 minutos de Brokeback Mountain tenían más garra y credibilidad que los 140 de esta....en fin....

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