miércoles, 20 de enero de 2016

Novela. Viaje al pasado, de Stefan Zweig



Acantilado
96 pags.

Sencillo, clásico, impecable


Es un placer leer a Stefan Zweig. Tan sencillo, tan clásico, tan impecable. Aquí nos cuenta una historia de amor cuyo enemigo es el tiempo. Ludwig es un don nadie que mantiene un romance con una señora casada, hasta que la  Gran Guerra les separa. Él  marcha a América, y no deja nunca de pensar en ella. Al terminar la guerra la busca. Aún se quieren, él ha prosperado y ella es ahora viuda. Ludwig lleva años  cultivando  sus recuerdos, y está decidido a que vuelvan a florecer en el presente. Ella haría cualquier cosa por él. Pero nada es ya igual.

Qué bien pinta Zweig esos intentos de recuperar la tensión amorosa de antes, esa angustia que une el ansia de abrazar y la conciencia de que el abrazo no es ya el mismo; ese tinte de vulgaridad que emborrona irremediablemente el aire del encuentro, tan largamente esperado, tan soñado y sin embargo tan triste; esos diálogos que no progresan hacia la pasión, porque la nostalgia y la fuerza misteriosa del presente se alían para ser un peso muerto que condena cada gesto a la inoportunidad y traduce fatalmente cada palabra de ternura a un lenguaje irrelevante y tontamente convencional. Qué bien descrito está cada detalle, qué certeramente pinta Zweig esas pequeñas desilusiones que el perseverante enamorado quiere hacer como si no viera; ese sutil diluirse de su esperanza. Qué admirable cómo describe el desmayado empeño del pobre Ludwig por que brille su amor con los mismos colores del pasado, al tiempo que va difuminándose su ilusión; qué triste cómo ve desvanecerse, en cada mirada y en cada palabra, la posibilidad de que renazca entre ellos la magia del ayer.

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