martes, 19 de enero de 2016

Cine. Los odiosos ocho



Ocho malos en una cabaña aislada por la nieve, con Tarantino al mando

Título original: The Hateful Eight
Duración: 167 minutos
Director: Quentin Tarantino
Guión: Quentin Tarantino

Sangriento pero divertido, disparatado pero inteligente, brutal pero humano, cinematográfico pero teatral, el lenguaje de Tarantino en su última película fascinará sin duda a sus incondicionales. A mí me ha gustado, a pesar de su metraje excesivo y del derroche de sangre y vísceras. La mayor parte de la historia transcurre en una cabaña aislada, acosada por la ventisca, y tiene un aire a lo Agatha Christie. Ocho personajes perfectamente diseñados, a cual más siniestro, se escupen unos diálogos vertiginosos. Pero no por estar en un interior con ocho indiviudos inquietantes tenemos la sensación de que vemos una obra de teatro llevada al cine.

La historia ha empezado en una preciosa escena en medio de la naturaleza, cuando el cazarrecompensas Ruth (Kurt Russell) acarrea en una diligencia rumbo a Red Rock a su presa Donague (la desdentada y obscena Demian Bichir). En el viaje se les suman un nuevo cazarrecompensas, con cierta leyenda en la profesión (el negrazo que interpreta Samuel L. Jackson), y un tontaina que dice ser el sheriff del pueblo al que se dirigen (Walton Goggins). Pero hay más sorpresas.

En la posada en la que paran y quedan aislados, por culpa de la ventisca, hay otros cuatro individuos, que no acaban de encajar con lo que los viajeros esperaban encontrar allí: el verdugo que deberá ahorcar a la chica (un inglés muy fino que interpreta Tim Roth); un vaquero bastante mosqueante, que afirma volver a casa de su madre por Navidad (Michael Madsen); un general sudista muy cabreado (Bruce Dern) y un mexicano (Demina Bichir), que dice regentar el local porque sus dueños, contra todo pronóstico, han salido de viaje. Sobrevivir en ese grupete depende de lo listo que seas, de si eres blanco o negro, cazarrecompensas o fugitivo, confederado o yanqui;  de lo bien que mientas, de con quién te alíes y de lo hábil que seas con los trastos de matar. En resumen, es un duelo caricaturesco de inteligencias y de salvajadas, que se sigue bien, porque los personajes tienen garra, la acción está bien orquestada y la lectura en clave de esperpento del absurdo de la violencia y sus ritos logra cobrar sentido. 

El ritmo es un poco irregular y tal vez el desenlace debiera haberse acelerado.  


1 comentario:

  1. Como dice una amiga mía, muy pija, la violencia de Tarantino es tan divertida porque sabemos que la sangre es siempre salsa de tomate.

    ResponderEliminar