sábado, 2 de enero de 2016

Cine. Steve Jobs



Magnética

Título original: Steve Jobs
Duración: 121 minutos
Director: Danny Boyle
Guión: Aaron Sorkin (Biografía: Walter Isaacson)

Estamos ante un guión que corta el hipo, estructurado en tres bloques, correspondientes a tres momentos decisivos de la carrera de Steve Jobs, en los que presenta, respectivamente, tres productos que, más que tales, son para él una proyección de sí mismo, de su visión y de su relación con el mundo: el McIntosh, en 1984; el NextCube, en 1988, y el iMac, en 1998. En torno a los preparativos de estas macro presentaciones, que hemos visto tantas veces reproducidas en los medios, el ingente trabajo del guionista logra articular una visión nada simplista del personaje y su entorno: su directora de marketing y principal colaboradora (magnífica Kate Winslett); su primer socio, el del garaje, con el que luego se enfrenta, Wozniak; sus colaboradores de Apple; Scully, el hombre que le echó de allí; su exnovia y la hija de ésta. 

Los diálogos de Sorkin funcionan con tal precisión y los flashbacks están tan bien hilados que los personajes, con sus luces y sus sombras, se van construyendo sin dificultades ante nosotros en toda su complejidad, sin dejarnos respirar. Sabemos que en el mundo al que estamos accediendo se están gestando piezas fundamentales de la tecnología que rige nuestra actual manera de relacionarnos y conocer la realidad, lo cual nos engancha con fuerza a la historia, pero por encima de todo son los personajes y sus diálogos los que nos tienen en vilo, con su despliegue de egocentrismos encontrados y sus conflictos universales y eternos: la ambición, la traición, la amistad, el resentimiento, la ira, la entrega, la impotencia. El trabajo del guionista es tan bueno que aceptamos que todo este caudal de información –emocional, empresarial, tecnológica- se nos suministre al hilo de las tres históricas presentaciones de producto, sin cuestionar si las decisivas conversaciones que se producen  solo unos minutos antes de abrirse el telón son o no creíbles. Todo lo es y en todo momento, porque lo permite la magia de un guión excepcional y unos actores absolutamente convincentes.

El hombre que aparecen  en el centro de la escena nos induce a hacernos muchas preguntas: si su éxito se debió a su intransigencia en llevar adelante su visión sin concesiones o si se produjo a pesar de ésta; si lo que su socio Woz llama “decencia” era un peaje incompatible con su proyecto; si su regreso a Apple fue realmente fruto de una jugada maestra calculada al milímetro; si era necesario ser tan insoportable para convertir en realidad sus sueños de líder visionario... Habrá que leer la biografía de Isaacson para conocer más a fondo al personaje. La película ha logrado que me interese enlazar cuanto he visto con el video de su famoso discurso en aquella universidad, herido ya por el cáncer y dotado de una sabiduría muy lejana del perfil de obseso y genial egocéntrico que hemos conocido en esta magnífica película.


1 comentario:

  1. Uffff ....menos mal, creía que tras los 45 años esto iba a ser el final de una larga amistad......

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