Magnífico Darín al servicio de una historia muy aburrida
Título original: Truman
Duración: 108 minutos
Guión: Cesc Gay, Tomás Aragay
Reparto: Ricardo Darín,
Javier Cámara,
Dolores Fonzi,
Àlex Brendemühl,
Javier Gutiérrez,
Eduard Fernández,
Elvira Mínguez,
Silvia Abascal,
Nathalie Poza,
José Luis Gómez,
Pedro Casablanc,
Francesc Orella,
Oriol Pla,
Ana Gracia,
Susi Sánchez,
Àgata Roca
Unanimidad en la crítica a favor de esta
película, que a mí me aburrió bastante. De acuerdo con ellos en la magnífica
interpretación de de Ricardo Darín, pero nada más.
La película cuenta la historia de Julián (Darín), un enfermo de
cáncer desahuciado que vive solo con su perro, Truman. Su amigo de toda la vida,
Tomás (Javier Cámara), llega por sorpresa desde Canadá, para acompañarlo y
despedirse de él. Ambos pasan cuatro días juntos, en los que vuelan a
Amsterdam, para que Julián dé un último abrazo a su hijo. Durante el resto del
tiempo conviven en una contenida intimidad, en la que ambos se esfuerzan por
huír del sentimentalismo, dedicados a buscar un nuevo hogar para Truman, y a
pasearse por Madrid, en escenas que resultan un tanto repetitivas y en las que
se echa en falta más contenido: o más humor, o más drama.
Todo parece perfectamente medido para
evitar lo lacrimógeno, para resultar sutil y sugerente, para que imaginemos que
los personajes lloran a solas cuando la cámara se ha ido, para que pensemos cuánto
dolor hay tras la falta de expresividad de Tomás, y cuánto miedo tras la
frivolidad de Julián. Pero ocurre que la historia no deja de ser un dramón,
y esa frialdad del guionista en el cálculo del tono de contención perfecto se cuela entre líneas, te desconecta de la pantalla y te hace sentir continuamente
que estás viendo una película. Una
película que acaba por ser larga y tediosa.
Resulta, además, que los cálculos no
están del todo bien hechos, porque casi todo tiene un aire artificial: la
selección de féretros en la funeraria; las conversaciones entre Julián y los conocidos
con los que se cruza, que saben de su situación terminal y oscilan entre el
pudoroso hacerse los locos y la expresión de solidaridad; el gorroneo de Julián
-¿por qué, si tiene un buen trabajo?-; el hecho de que, tras dos días juntos,
Julián y Tomás aún no hayan hablado de dónde vive el hijo del primero, ni de si
sabe o no que su padre se está muriendo, o la del todo inverosímil escena final
entre la prima de Julián y Tomás. Elementos como estos aportan amenaramiento a
la película y restan realismo a una historia que, en principio, parecía apostar
por ser la sencilla crónica de una amistad y una muerte.
no, no esta vez no estamos tan de acuerdo
ResponderEliminarPero si bastante, salvo que no me aburrí nada y me parece una peli muy practica .... por lo que nos pueda pasar
ResponderEliminarEl pasado sábado vi esta película y a mí sí me gustó. Estoy de acuerdo con la crítica. En ningún momento cae en el tópico o la sensiblería. Hay un gran sentido del humor en medio de la tragedia y Darín está magnífico. Teresa Maldonado, blog Palco de la Sevigne
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Teresa!! Espero que en otra ocasión coincidamos más en nuestras opiniones.
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