domingo, 29 de noviembre de 2015

Cine. Paulina



Título original: La patota
Duración: 103 minutos
Director: Santiago Mitre
Guión: Mariano Llinás, Santiago Mitre (Historia: Eduardo Borrás)

La película gira en torno a la violación de  Paulina,  la hija de un juez comprometido con la defensa de los derechos de los más desprotegidos, que ha decidido quedarse en su pueblo a implantar un programa de formación en derechos cívicos a los jóvenes que asisten a una escuela rural en una zona deprimida. Tras ser violada, Paulina opta por evitar cualquier acción contra sus agresores, porque desconfía de la justicia ejercida contra los pobres y porque considera que el mal que se le ha infligido es una consecuencia más de una sociedad injusta. Las reacciones de su padre, de su novio, y más significativamente, de las personas del entorno local que están más cercanas a los violadores, son opuestas a las de Paulina. Es especialmente interesante cómo las mujeres de ese medio rural, primitivo y violento, esperan de ella algo muy diferente a su inmolación. Pero Paulina, una chica de clase media que quiere hacer un mundo mejor, ha elegido ser una víctima, silenciosa y resignada.  

La historia tiene mucho interés, porque plantea una cuestión que, aunque llevada al extremo, está cerca de ese populismo que tanto aparece en las noticias de cada día, según el cual hay capas de la sociedad en las que aplicar la ley sería injusto. Proviene de una película anterior, en la cual la posición de la protagonista tenía un enfoque cristiano, y la mujer violada también renunciaba a la acción judicial contra sus violadores, en aquella versión porque se decidía por perdonar. No vi aquella película, pero en principio suena más digno y más sano el perdón que esta sorda resignación, porque quien perdona acepta la existencia del mal, y toma la decisión de no odiar a quien se lo ha infligido, y en ello hay una opción responsable, e incluso puede haber algo de alegría, mientras que no aparece nada más allá de la tristeza y la desesperanza en la callada sumisión de esta Paulina, y en su negativa a aceptar que se deba actuar contra el mal en un mundo donde ella solo quiere ver a víctimas de la injusticia, a quienes no se debe pedir cuentas de nada.

Es, por tanto, un conflicto muy interesante el que se nos plantea, gracias a lo cual, y a la magnífica interpretación de Dolores Fonzi (Paulina) y Oscar Martínez (su padre) la película se ve con interés. Pesan en su contra la excesiva lentitud y una estructura de flashbacks y repeticiones que no aporta gran cosa.

1 comentario:

  1. No se lo digas a nadie, pero no he sido sincero en mi puntuación del 3,5 e mi blog.
    En efecto, creo que no es tan buena, pero el mensaje me parece letal y quiero que llegue a la gente.

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