martes, 24 de noviembre de 2015

Novela. Cuerpos extraños, de Cynthia Ozick



La estela de Henry James
Lumen
333 pags.

Una de las diferencias entre los críticos profesionales y los blogueros que comentan libros, como yo, es que los primeros saben explicar a fondo por qué un libro que plantea una buena historia y está escrito con calidad literaria no acaba de convencerles. No es difícil contar la razón por la que un libro nos ha entusiasmado, pero qué complicado resulta explicar cómo el autor no ha logrado hacernos entrar en su juego, por qué no nos ha conmovido. En esta novela, cuya solapa proclama a su autora como candidata al Nobel, me ha faltado esa chispa que enciende el motor del lector y que le encamina a disfrutar del viaje literario que se le propone.

Cynthia Ozick es una admiradora de Henry James. A él, y, en particular a su obra Los embajadores, dedica un homenaje con esta novela, que es la historia de una familia americana que en 1952 entra en contacto con Europa, a raíz de la escapada a París de Julian, el hijo, que se lía allí con Lili, una refugiada rumana. La marcha del chico arrastra a Bea, la tía, y a Iris,  la hermana, y los acontecimientos que suceden en las vidas de estas a raíz de sus respectivos viajes a Europa, en pos de Julian, son la base de la historia. 

El padre,  Marvin, un selfmade man que reniega de sus orígenes; la madre, Margaret, una mujer de clase alta de la coste este, víctima de su neurosis, y el ex marido de la tía, Leo, un imbécil obsesionado por escribir una gran sinfonía, conforman el resto de los personajes fundamentales.

Sobre el libro dice la autora en una entrevista: “Los dos temas esenciales que trata, íntimamente conectados, son por un lado el amor, y hasta qué punto un amor generoso puede influenciar y transformar un carácter (la profundidad que da Lili al inmaduro y joven Julian), y por otro la arrogancia, y hasta qué punto puede transformar el arte en mediocridad (las grandes aspiraciones de Leo corrompidas por su egoísmo oportunista)”. Si ella lo dice así será. Curiosamente ninguno de esos temas tocan a Bea, que aparece en todo momento como el eje central de la novela, la mujer maltratada por todos, ninguneada cruelmente por su hermano, marido y sobrinos, sola e incomprendida hasta un punto que parece injustificado al lector que esta pobre profesora de medio pelo llena de buenas intenciones sea capaz de generar tanta mala leche en una familia medianamente bien educada como la suya.

La novela aborda además la identidad del triunfador americano, el drama del holocausto y el ambiente del París de la postguerra. Temas interesantes, planteados en una trama que funciona con ritmo y precisión. ¿Por qué será que no me ha convencido?

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