sábado, 8 de noviembre de 2014

Cine. Dos días, una noche



Difícil contar tan bien una historia como esta
Título original: Deux jours, une nuit Duración: 95  minutos
Guión:  Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardedenne

Para que Sandra conserve su trabajo sus compañeros deben renunciar a cobrar una prima de 1.000 euros. Con este fin emprende durante un fin de semana una campaña en pos de votos favorables por las casas de quienes tienen en sus manos no solo su puesto de trabajo y su hipoteca, sino también su estabilidad emocional y su autoestima. El arranque resulta un poco monótono: un timbre, una cara que asoma, una petición y una respuesta se repiten varias veces. Pero la conexión con el drama de Sandra surge enseguida, porque está tratado sin maniqueísmos ni simplificaciones y porque lo que se ventila es mucho más que la conservación de un puesto de trabajo.

La magnífica interpretación de Marion Cotillard nos engancha a una mujer que corre dopada y sin ganas una carrera de obstáculos, con su marido al lado como entrenador correoso que no permite desfallecimientos Es un combate casa a casa, en el que recibe algún golpe físico y bastantes zurriagazos emocionales: la amiga que no responde al otro lado del contestador; la culpa que siente al pedir lo que pide; las dudas sobre los sentimientos reales de su marido; la sensación de que su esfuerzo no vale la pena, la empatía que siente con quienes le deniegan su ayuda, la angustia física agarrándose a su garganta, el torrente de lágrimas que debe frenar al llamar al siguiente.

La historia está contada con sobriedad. Los compañeros de Sandra no se dividen en generosos y mezquinos, egoístas y solidarios, sino que son gente que tiene problemas verosímiles y actitudes entendibles. Tras la votación vemos ya a una Sandra diferente. Una última vuelta de tuerca del guión nos remata la transformación de su personaje en una mujer que ha recobrado la autoridad sobre su vida.

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