Extraño personaje
Mondadori
255 pags.
Este
es el tercero de los libros con los que el nobel sudafricano John Coetzee aborda
su autobiografía, y en él se centra en su época de treintañero, cuando aún no
podía considerársele un escritor. Para construir su historia, ha imaginado a un
biógrafo que entrevista a personas que se cruzaron con él en aquel periodo de
su vida: dos mujeres con las que tuvo aventuras; su prima Margot, un compañero
de trabajo y una bailarina brasileña que rechazaba sus cartas de amor. Son ellos
quienes hablan de Coetzee. Así pues, el autor no nos da su autorretrato, sino
que se va pintando a sí mismo tal como cree que le recuerdan los demás, o como
quiere que el lector piense que podrían recordarle. Lo paradójico es que de
este lío, que hace pensar en un Coetzee con cierto sentido del humor, lo que emerge es el retrato de un hombre más bien
sombrío, producto de una sociedad marcada por la crueldad del apartheid,
heredera del calvinismo y de la dureza de clima y paisaje; un hombre retraído y
hosco, que se siente culpable de ser blanco y que en su treintena vive con su
padre en una casucha, mientras hace chapuzas e intenta sin éxito encauzar su vida de
escritor.
Las
entrevistas entre el biógrafo y sus interlocutores, que son deslenguados y protestones, dan agilidad, humor y
diversidad de argumentos al libro. Al situarse en cada uno de los puntos de
vista que se suceden, Coetzee se autocritica y se ríe de sí mismo, pero no
sabemos en qué medida se distancia de aquel joven que fue, porque en ningún
momento aparece su voz. ¿Está Coetzee de acuerdo con las mujeres que pensaban
que era un ser sexualmente más bien incompleto? ¿Qué piensa de su relación con
su padre, que solo conocemos a través de lo que veían en ella otros
observadores? ¿Es su visión política de Sudáfrica tan utópica y extravagante
como nos la retrata su compañera y amante Sophie? Gran parte del suspense del libro
radica en la sucesión de incógnitas como estas. Hay una intriga latente que flota en cada página. ¿Por qué ha elegido Coetzee a estos observadores? ¿Qué alternativas tenía? ¿Qué busca dándoles voz? ¿Está de acuerdo con ellos? Cualesquiera que sean las
respuestas, aquí se nos muestra a la sociedad sudafricana en un momento
decisivo de su historia, a través de un personaje interesante, que funciona mediante un artilugio literario construido con
enorme talento y capaz de mantener el interés del lector del principio al fin.
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