Una joya
Título original:
Room
Duración: 118
minutosDirector: Lenny
Abrahamson
Guión: Emma
Donoghue (Novela: Emma Donoghue)
Reparto: Brie Larson,
Jacob
Tremblay, Joan Allen,
William H.
Macy, Megan Park,
Amanda Brugel,
Sean Bridgers,
Joe Pingue,
Chantelle
Chung, Randal
Edwards, Jack Fulton,
Kate Drummond
La voz de Jack, un niño de cinco
años que ha nacido y vivido siempre secuestrado, nos explica el mundo en el que
vive: Se llama Habitación, y en él están Mamá, Cama, Lavabo, Armario, Baño, Cocina… También está Tele, pero nada de
lo que hay en ella es real. Solo existimos tú y yo, mamá, y lo que hay en
Habitación, nos dice Jack en el idioma sencillo y claro con el que nombra el
mundo que su madre le ha enseñado. Además está Old Nick, el que raptó a mamá hace ya siete
años. Mamá no quiere que Jack y él se vean, y cuando Old Nick visita Habitación,
Jack debe meterse en la camita que tiene en el armario. Desde allí va contando
los empujones que se oyen desde la cama de mamá.
Durante la primera parte de la película asistimos sin aliento a la visión del mundo según Jack. Cuando a mamá se le van las cosas de las manos, y Old Nick muestra su feo rostro, no vivimos un espanto de adultos, sino que sentimos el horror de los niños ante el ogro del cuento. Pero no es esta la historia de un secuestro, y el guión no se para en Old Nick, ni en peripecias policiales. Lo que interesa aquí es la mirada de Jack. Los detalles de su vida en Habitación y su forma de ver el mundo cuando sale de allí. Porque sale, gracias a mamá y a la valentía de ambos. Nos interesa Jack y su resistencia a cambiar; su miedo, su valor y los misteriosos recursos que le empujan a levantar la cabeza y sobrevivir. Y, sobre todo, el amor que tiene a su madre, que es el otro polo de la historia. Mamá es la inventora de Habitación, con sus juguetes hechos de cáscaras de huevo y envases, y del plan para salir de allí. Mamá es la que lo tiene más difícil en el mundo exterior.
Durante la primera parte de la película asistimos sin aliento a la visión del mundo según Jack. Cuando a mamá se le van las cosas de las manos, y Old Nick muestra su feo rostro, no vivimos un espanto de adultos, sino que sentimos el horror de los niños ante el ogro del cuento. Pero no es esta la historia de un secuestro, y el guión no se para en Old Nick, ni en peripecias policiales. Lo que interesa aquí es la mirada de Jack. Los detalles de su vida en Habitación y su forma de ver el mundo cuando sale de allí. Porque sale, gracias a mamá y a la valentía de ambos. Nos interesa Jack y su resistencia a cambiar; su miedo, su valor y los misteriosos recursos que le empujan a levantar la cabeza y sobrevivir. Y, sobre todo, el amor que tiene a su madre, que es el otro polo de la historia. Mamá es la inventora de Habitación, con sus juguetes hechos de cáscaras de huevo y envases, y del plan para salir de allí. Mamá es la que lo tiene más difícil en el mundo exterior.
La película es angustiosa y
perturbadora, pero también es una joya que nos habla de la fuerza creadora de
nuestra mente y nuestras emociones. Impresiona la prodigiosa interpretación de Brie
Larson (mamá) y de Jacob Tremblay (Jack), y la extraordinaria inteligencia con que el
guión se escapa del género de secuestros para adentrarse, detalle a detalle, en
la poesía que puede desprenderse de la observación del mundo con ojos nuevos, en
los conflictos de la libertad, y, sobre todo, en la misteriosa fortaleza del
amor entre un niño y su madre, que es la fortaleza del ser humano.
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