Título original: Nightcrawler
Duración: 117 minutos
Director: Dan Gilroy
Reparto: Jake Gyllenhaal, Rene Russo, Riz Ahmed
Loo Bloom se gana la vida vendiendo a las televisiones las imágenes truculentas
que rueda cada noche en accidentes de tráfico, robos y asesinatos, de los que
se entera captando la radio de la policía de Los Angeles. Semejante profesión,
descrita con un ritmo estupendo a través de una trama entretenidísima, nos
lleva a una brutal crítica –o más bien sátira- sobre el impúdico mercantilismo
con que los medios audiovisuales manejan las tragedias humanas. Pero eso es lo
de menos. Lo que hace a esta película magnética es cómo Gilroy construye al
personaje de Loo, el quinqui de poca monta que quiere convertirse en “empresario
audiovisual” de éxito y maneja con escalofriante frialdad un lenguaje correctísimo
que descuelga de internet y adereza con verborrea de cosecha propia. Hay
auténticas joyas en los diálogos que despliega, desde el discurso que utiliza
para vender sus servicios, sacado del manual del emprendedor modelo, hasta los
sermoncillos que suministra a su
empleado sobre sus condiciones laborales y su futuro en la “empresa”.
La historia te tiene en vilo de
principio a fin, porque Loo se va superando a sí mismo en su ascensión
profesional a base de manipular la realidad para lograr imágenes capaces de
hacerle rico, revestido de un gélido desprecio hacia cualquier principio moral y
produciendo daños cada vez mayores. Aunque
el episodio de cierre es bastante previsible, no hay un minuto de respiro en
esta magnífica película, en la que Gilroy no solo dispara contra los medios
sensacionalistas, sino contra el mito del sueño americano.
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