Cine. La buena mentira

Menos hubiera sido más

Título original: The good lie

Duración: 110 minutos

Director: Philippe Falardeau

Guión: Margaret Nagle

Reparto: Reese Witherspoon, Arnold Oceng, Ger Duany, Emmanuel Jal

La película está basada en una experiencia real. En los años 80, como consecuencia de una guerra civil que asoló Sudán, más de 100.000 niños y jóvenes tuvieron que desplazarse a campos de refugiados, recorriendo cientos de kilómetros en condiciones extremas.  Tras años de vivir en campos de refugiados en Kenia, algunos recibieron acogida en Estados Unidos, y en ellos está inspirada esta historia. 

La primera parte transmite una incómoda sensación de irrealidad. No está bien explicada la supervivencia de esos chicos que huyen de la violencia del hombre y escapan de milagro de la crueldad de la naturaleza.  Menos convincente aún es su experiencia en plan  “buen salvaje” al llegar a Estados Unidos. Resulta demasiado simple y reiterativo el retrato del choque de la pureza de los africanos con los turbios manejos de la sociedad de consumo occidental. Este tratamiento facilón de las dificultades que viven los sudaneses en su inmersión en el mundo desarrollado diluye la intensidad del impacto de la historia en términos de reflexión moral.

Afortunadamente la película se crece al final, cuando se acerca a un drama humano que, curiosamente, es tan universal como la culpa, y en los últimos minutos logra su objetivo de transmitir la emoción de Mamere, el hermano que quiere ser médico, cuando resuelve su encrucijada moral. Así que sales del cine con sensación de haber visto algo que, en términos generales, está bien, aunque queda claro que la historia podría haber tenido más fuerza de haber sido narrada con mayor sobriedad, sin tanta anécdota tipo “La ciudad no es para mí” y mostrando en cambio con sencillez y sin aditamentos la verdad desgarradada y durísima de la experiencia que vivieron aquellos chicos, y la historia íntima del protagonista.