miércoles, 30 de agosto de 2017

Novela. Operación Dulce, de Ian McEwan



Anagrama
396 pags.
Otra vez McEwan
    
  Tenía por casa esta novela de McEwan sin leer, y el buen recuerdo de “La ley del menor” me ha hecho abrirla. La he devorado de un tirón. La historia está contada por Serena, y transcurre en Inglaterra al principio de los 70. Hay amor y espías, pero no es una novela de espías, ni es del todo tampoco una novela de amor.
  Serena es joven y guapísima y el MI 5 la recluta para una operación de poca monta. Se trata de apoyar a escritores afines a los objetivos británicos, es decir, anti comunistas. Hay que lograr que sobrevivan, que no dejen de escribir y a ser posible que se hagan famosos, todo ello sin que ellos se percaten de que es la inteligencia británica quien subvenciona su existencia. Con toda seguridad esas cosas pasan, y el documentalista minucioso que es McEwan logra hacerlas vívidas y creíbles. La cuestión es que para reunir su cuadra de escritores afines el MI 5 recurre a gente como Serena, que trabaja en el backoffice de la casa junto a otras chicas de segundo nivel en tareas rutinarias y que puede muy bien pasar por la reclutadora de beneficiarios de unas becas literarias a cargo de una fundación tan digna como discreta.
  La historia de Serena y del hombre del cual se enamora va avanzando con la pasmosa agilidad y precisión propias de McEwan. La verdad es que no ocurre gran cosa, pero hay una tensión sutil que te mantiene en vilo y te hace sentir  en todo momento que lo que te están contando no es lo principal, porque hay una gran sorpresa esperándote al final. Cuando llegó, no es que tuviera la impresión de que era previsible, pero tenía aún reciente y fresca una intuición vaga que no había terminado de elaborar, que me había acompañado en la última mitad de la trama y que apuntaba claramente en la dirección del desenlace que plantea McEwan. Pero no importa nada. Da igual que la sorpresa final no lo sea tanto. La ejecución es tan excelente, la trama es tan original, las emociones y sensaciones están tan bien descritas, los detalles están tan cuidados que cuando cierras el libro vuelves a alegrarte de haber leído un libro de McEwan.

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