Demasiadas pretensiones
Título original: Elle
Duración: 130 minutos
Director: Paul Verhoveen
Guión: David Birke (Novela: Philippe Djian)
Reparto: Isabelle
Huppert, Laurent
Lafitte, Anne Consigny, Charles
Berling, Virginie
Efira, Judith Magre, Christian
Berkel, Jonas Bloquet, Alice Isaaz, Vimala Pons, Raphaël
Lenglet, Arthur Mazet, Lucas Prisor, Hugo
Conzelmann, Stéphane Bak
Lo que me ha ocurrido con Elle es que no he acertado a conectar
con ninguna de las propuestas que, según los entendidos, resuelve con éxito:
thriller de violaciones, comedia burguesa, psicodrama freudiano, crónica
despiadada de la vida familiar e interpelación moral acerca del monstruo que
todos llevamos dentro. El resultado es que esta película, unánimemente alabada
por la crítica, se me ha hecho larguísima y no me ha convencido en absoluto.
Cierto es que toca todos esos palos. Tal vez sea esa dispersión de intenciones lo
que me ha hecho desengancharme a mitad de camino.
La protagonista, Michèle
(Isabelle Huppert), es guapa, lista y elegante; tiene una empresa muy
sofisticada de videojuegos, amigos y familia. Dispone además de una infancia muy
traumática y de bastantes de los aditamentos típicos de la burguesía que el cine
francés gusta de retratar, sobre todo la afición al sexo con las parejas de los
amigos -¿es posible que una señora que preside una mesa de doce logre colocar insistentemente el pie en la entrepierna del señor sentado a su derecha sin que nadie se dé cuenta? No sé si es envidia por la flexibilidad contorsionista de Huppert, pero para mí que no cuela, aunque bueno, esto es lo de menos- .
En la primera escena Michèle es violada por un encapuchado. Ella es
fría y madura, y además no quiere tratos con la policía, así que no lo denuncia. Un principio interesante. Lo malo es que a
partir de ahí se van incorporando al relato tantas tramas cruzadas, utilizando tantos
cambios de tono, con tanta pretensión y tan poca verosimilitud, que ninguna de
las chispas que va lanzando el guión -que por separado podrían tener su interés- logra prender tu complicidad. Y además es
larga, muy larga.
Ni yo lo hubiera expresado mejor. . .
ResponderEliminar