domingo, 16 de octubre de 2016

Cine. Elle


Demasiadas pretensiones
 

Título original: Elle
Duración: 130 minutos
Director: Paul Verhoveen
Guión: David Birke (Novela: Philippe Djian)

   Lo que me ha ocurrido con Elle es que no he acertado a conectar con ninguna de las propuestas que, según los entendidos, resuelve con éxito: thriller de violaciones, comedia burguesa, psicodrama freudiano, crónica despiadada de la vida familiar e interpelación moral acerca del monstruo que todos llevamos dentro. El resultado es que esta película, unánimemente alabada por la crítica, se me ha hecho larguísima y no me ha convencido en absoluto. Cierto es que toca todos esos palos. Tal vez sea esa dispersión de intenciones lo que me ha hecho desengancharme a mitad de camino.  
    La protagonista, Michèle (Isabelle Huppert), es guapa, lista y elegante; tiene una empresa muy sofisticada de videojuegos, amigos y familia. Dispone además de una infancia muy traumática y de bastantes de los aditamentos típicos de la burguesía que el cine francés gusta de retratar, sobre todo la afición al sexo con las parejas de los amigos -¿es posible que una señora que preside una mesa de doce logre colocar insistentemente  el pie en la entrepierna del señor sentado a su derecha sin que nadie se dé cuenta? No sé si es envidia por la flexibilidad contorsionista de Huppert, pero para mí que no cuela, aunque bueno, esto es lo de menos-  . 
   En la primera escena Michèle es violada por un encapuchado. Ella es fría y madura, y además no quiere tratos con la policía, así que no lo denuncia.  Un principio interesante. Lo malo es que a partir de ahí se van incorporando al relato tantas tramas cruzadas, utilizando tantos cambios de tono, con tanta pretensión y tan poca verosimilitud, que ninguna de las chispas que va lanzando el guión -que por separado podrían tener su interés- logra prender tu complicidad. Y además es larga, muy larga.

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