jueves, 17 de diciembre de 2015

Cine. La novia



¿Qué pensaría Lorca?

Título original: La novia
Duración: 93 minutos
Directora: Paula Ortiz
Guión: Paula Ortiz, Javier García Arredondo (Obra: Federico García Lorca)

Voy al cine sabiendo que la mayoría de la crítica ha puesto por las nubes esta adaptación de Bodas de Sangre, pero que hay alguna voz discordante, como la de El País, y la de Atticus, que más o menos vienen a decir que es presuntuosa y remilgada, aunque le reconocen el mérito de su ambición estética. Así que me siento en la solitaria sala del Capitol, y me dejo ir, a ver qué pasa.

Y lo que ocurre es que me alcanza de lleno el gancho de Paula Ortiz y me veo sumergida en la tragedia triangular de la mujer que se casa con quien no quiere, y en el mundo que Ortiz ha creado para albergarla, a ella y a sus dos hombres, con sus cuchillos, sus lunas, su caballo y su música. Dirán que son tópicos, pero cómo evitar la luna y todo lo demás, si estamos hablando de Lorca. Imposible no preguntarse qué diría él al ver esta película; si aprobaría esos campos yermos, esa ausencia de verdor, esas preciosas secuencias donde la lírica la ponen los cristales que flotan en el aire, esa cámara lenta cuando los cuchillos se cruzan, la participación de Leonard Cohen, esa forma de susurrar sus versos, esa obsesiva búsqueda de la belleza visual. ¿Qué diría él?  

No lo sé, pero a mí me ha convencido. Es más; creo que la belleza visual,  siendo deslumbrante, no es es la protagonista de la película. Me parece un éxito el tratamiento de los personajes, sobre todo los femeninos, y en especial el de la madre del novio (Luisa Gavasa), que lleva la fatalidad como cosida a las enaguas y aún en sus momentos más convencionales parece olfatear la traición que flota en el aire, y está contenida y desgarrada al tiempo en una interpretación impresionante. Porque la historia es un triángulo amoroso, pero es también, sin ser una historia feminista, una historia de mujeres. Importa sobre todo la novia, su pasión y su tristísimo e inútil resistirse a ella, pero también las mujeres que la rodean y la temen, o la protegen, o intentan amansarla, o la odian. Los hombres, que son quienes ocasionan la tragedia, son personajes más planos, más sencillos.

La historia está contada con grandilocuencia, es cierto. Pero en ningún momento me ha parecido que la ambición de Ortiz no alcanzaba su meta; nunca me ha molestado esta película por pretenciosa ni por amanerada; no he visto nada banal en la creatividad de Ortiz. Ha valido la pena cada pieza del diseño formal. La historia terrible que hay en el fondo respira con fuerza, llega a la superficie y nos conmueve.

2 comentarios:

  1. Lo de siempre Aldara , emocionarte es personal e intransferible

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  2. Lo de siempre Aldara , emocionarte es personal e intransferible

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