Algo falta
Título original: A perfect day
Duración: 106 minutos
Director: Fernando León de
Aranoa
Guión: Fernando León de Aranoa (Novela: Paula
Farias)
Reparto: Tim Robbins, Benicio del Toro, Olga Kurylenko, Mélanie Thierry, Fedja Stukan, Eldar Residovic, Sergi López
Cuatro cooperantes y su traductor van y vienen por un territorio devastado
en busca de una cuerda. El lugar es los Balcanes, la guerra está terminando y
hay que sacar de un pozo el cadáver de un hombre muy gordo. Alguien lo ha
puesto ahí para contaminar las aguas. Un alguien invisible e incomprensible,
como el que coloca vacas muertas en los caminos para obligar al que pase a
cruzar por zona minada, el que ha ahorcado a una familia entera o el que ha
volado una casa por si vuelven sus
ocupantes. No se espera de nosotros que entendamos el conflicto; solo que
sigamos a los cooperantes en su ir y venir por el absurdo, tratando de paliar
la desgracia de los aturdidos locales, en ocasiones enfrentándose los
burócratas de Naciones Unidas y a veces inmersos en sus opciones personales, que
en unos casos los orientan hacia el abandono y en otros hacia la
burocratización de sus funciones, o aferrarse a la cooperación como un estilo
de vida entre idealista y aventurero.
León de Aranoa ha logrado que cinco actores cumplan su misión de forma
excelente, y en especial Benicio del Toro y Tim Robbins encarnan personajes atractivos,
porque son creíbles y contradictorios. Los dota de humor, los expone a su
misión con un pie en el cinismo y otro en la bonhomía y los enfrenta a idas y vueltas por un
territorio laberíntico en el que nadie acaba de comprender qué está pasando.
Sin duda aquella guerra debió de ser así, y la realidad que vivieron sus cooperantes
más torpe y embarullada que heroica y eficaz. El problema es que el cuadro no
acaba de enganchar, tal vez de puro realista. Se echa en falta algo más de “literatura”,
o una mirada un poco más personal del director y guionista. Tal vez el libro
del que procede la película contenga esa chispa que aquí se echa en falta. La
cuestión es que la película no acaba de ser redonda, a pesar de ser un muy bien
confeccionado retrato de la tragedia de un pueblo, en el que hay niños que
sufren, conflictos de pareja, dilemas existenciales y hasta reflexiones
políticas.
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