domingo, 2 de agosto de 2015

Novela. Stoner, de John Williams



Brillante sencillez



Baile del Sol
240 pags.

Stoner es de esas novelas adictivas que estás deseando tener entre las manos; uno de esos libros por los cuales te apetece volver a casa. Su gran mérito es la construcción de un personaje que arrastra. Sin alharacas, sin complejidades innecesarias, con una excelente y tranquila escritura, Williams nos invita a acompañar a su protagonista a lo largo de toda su vida –que corre paralela al siglo XX- y nos enfrenta, junto a él, al sufrimiento, el amor y la soledad. Nos enseña a comprenderle en su complejidad y a admirar su integridad; a compadecer su mala suerte y a celebrar su tranquila y digna resistencia a la estupidez y la mezquindad; nos engancha con su mezcla de individualismo y entrega, de indiferencia y apasionamiento, de introspección y expresión, de frialdad y ternura, de mediocridad y brillantez. No es un libro alegre, pero sí es una gran novela sobre un ser humano, o lo que es igual, una gran novela sobre el ser humano.

Nos narra la historia de William Stoner, que llega a la universidad en 1910, procedente de la granja en la que creció rodeado de la máxima austeridad material y emocional. El recuerdo de unos padres tristes y de pocas palabras, mucho trabajo y horizontes inciertos es cuanto llevaba en su mochila aquel timidísimo joven que se adentraba en el mundo académico. Su vida como profesor de literatura en la universidad de Columbia, Misuri, su desventura en la construcción de una vida amorosa y sus pequeñas y grandes batallas por ser quien quiere ser es todo cuanto nos narra este libro, con toda la honestidad y pureza de la buena literatura. Ni más ni menos.



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