sábado, 30 de mayo de 2015

Teatro. Hedda Gabler



¿Es Hedda Ibsen?
Autor: Henrik Ibsen. Versión de Yolanda Pallín
Director: Eduardo Vasco
Reparto: Cayetana Guillén Cuervo, Ernesto Arias, Jacobo Dicenta, Verónika Moral
Sala: Teatro María Guerrero

Hedda, la guapa y estilosa hija del elegante capitán Gabler, se ha casado con Tesman, un mediocre aspirante a profesor, porque ya no tenía edad de andar bailando y porque casarse es lo que deben hacer las mujeres. Cuando vuelve de su viaje de novios y se enfrenta al vacío de su vida y al aburrimiento mortal que le inspira su marido, un viejo conocido aparece en su casa, de la mano de un juez, amigo del matrimonio, y de una antigua compañera de colegio de Hedda.  El amigo es un escritor ex alcohólico, que acaba de terminar  el manuscrito de una obra de gran valor. La compañera de colegio le adora, y Tesman le envidia. El juez observa y trata de sacar tajada. Hay varios triángulos funcionando al tiempo, pero sobresale en la historia el poderío de Hedda como figura central.

Hedda Gabler es un personaje que plantea muchas cuestiones, y la más interesante de ellas no es hasta qué punto estaba sometida la mujer en la sociedad de 1891, como tampoco lo es el análisis de los convencionalismos e hipocresías de la burguesía de la época. Me parece que la principal reflexión que lanza Ibsen a través de Hedda tiene que ver con el valor que requiere vivir, y con la maldad que puede desencadenar la cobardía. Hedda fabrica amargura porque se aburre, y se aburre porque no se atreve a hacer lo que quiere. Su amargura se lleva por delante el sentido de la vida y, por supuesto, su capacidad de amar.

La interpretación es más bien floja y la puesta en escena oscura y sin mucho sentido. A ratos los personajes parecen moverse a tontas y a locas y no se comprende bien la función de algunos elementos como el telón o el pianista. No sé si la versión de Yolanda Pallín es más o menos fiel a la intención de Ibsen, pero el interés de ir al María Guerrero está sobre todo en conocer a Hedda, un personaje que ha viajado bien desde el siglo XIX a nuestros días, con sus preguntas y sus contradicciones.

Me ha parecido interesante el comentario de Cayetana Guillén Cuervo: « Estoy convencida, tras leer mucho sobre la vida y las obras de Ibsen, que Hedda Gabler era él. El personaje es una mezcla de sus cobardías, sus carencias, sus anhelos. Él era una persona muy convencional en su vida, también un cobarde, y sufría por ello. Henrik Ibsen cruzaba los lítimites a través de sus personajes, y ellos hacían lo que él mismo no se atrevía a hacer”.

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