lunes, 1 de diciembre de 2014

Teatro. Testosterona



Algo falla

Título original: Testosterona
Duración: 95 minutos
Autor: Sabina Berman
Director: Fernando Bernués
Reparto: Miguel Ángel Solá y Paula Cancio

El director de  un periódico debe elegir a su sucesor, y tiene dos candidatos, ambos actualmente subdirectores de la publicación: Miky, una treintañera guapísima que se ha abierto camino honradamente y es una líder de equipo comprensiva y colaboradora, y Beteta, un siniestro personaje, despótico y malvado. (No es exageración, el planteamiento es así de maniqueo). Al perverso Beteta lo conocemos solo por las referencias que de él aparecen en la conversación que mantienen el director y Miky. Su aparición es innecesaria, pues lo que se ventila aquí no es la competición por el puesto, sino dos cuestiones muy distintas: la relación entre un hombre y una mujer, director y subdirectora, unidos por un cierto amor platónico desde los tiempos en que él era profesor de ella, y, sobre todo, la cuestión de si para llegar a la cima las mujeres necesitan (y logran llegar a tener) algo parecido al instinto depredador que se supone da a los hombres la testosterona.
A los críticos que he leído la obra les ha convencido. Yo tengo mis salvedades. Reconozco que al terminar comprendes que la historia se ha redondeado bien y que se ha desarrollado de una forma entretenida, pero hay algo en ella que chirría desde el principio, tal vez un desajuste en el tono, que no acaba de ser ni realista ni caricaturesco y que se pierde en artificios inútiles.
Gran parte del problema está en el inicio, cuando el director plantea a Miky la oportunidad de ser directora: ahí el texto flojea y no logra construír la credibilidad y confianza que cualquier arranque debe transmitir para lograr la complicidad del público. La interpretación de Paula Cancio de una muy improbable aspirante a directora va ganando, pero al principio su personaje resulta de una artificialidad que te despega de la historia. Su atuendo tampoco contribuye a la causa, porque va vestida más como una chica de alterne que como la responsable de la edición digital de un periódico importante. En cuanto a Solá, todo el mundo dice que es un grandísimo actor, y a mí me gustó mucho en otras ocasiones, pero aquí no me parece que esté en su mejor momento, posiblemente porque su personaje tampoco es redondo.
Menos mal que, aunque mal contada, la historia es buena y se desarrolla con agilidad, así que el interés se mantiene y va creciendo hasta el final. Los últimos cinco minutos compensan desaciertos anteriores y sales con una razonable satisfacción. Eso sí, de los seis que íbamos solo dos coincidimos en la versión completa de lo que había sucedido en el escenario. ¿Se ve al final que Miky es una manipuladora arpía, capaz de cualquier cosa con tal de medrar? ¿O es el director quien demuestra que para alcanzar el poder las mujeres necesitan testosterona, y que detrás de cualquier triunfadora hay alguien que la ha obligado a comportarse como un hombre? Juraría que Sabina Berman pretendía que saliéramos de la sala sin tantas preguntas en el aire.

1 comentario:

  1. ¿Has visto "El nombre"? Nosotros disfrutamos de un rato harto distendido. La Larrañaga sobreactúa un pelín, pero el texto es muy divertido y resulta.

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