domingo, 21 de diciembre de 2014

Novela. El mundo deslumbrante, de Siri Hustvedt




Audaz, divertida y profunda
Anagrama
402 pags.

“Todas las creaciones intelectuales y artísticas, incluso las bromas, las ironías o las parodias, tienen mejor recepción en la mente de las masas cuando éstas saben que en algún lugar detrás de una gran obra o de un gran engaño se encuentra una polla y un par de pelotas”.  Con esta frase empieza la última novela de Siri Hustvedt,  que cuenta la historia de Harriet Burden, una viuda rica y excepcionalmente culta que, tras pasar su vida a la sombra de su marido, un gran marchante de arte, trama un engaño para demostrar a todo Nueva York que el mundo artístico la ha ninguneado siempre solo por ser mujer, y que las percepciones sobre una obra de arte y, por tanto, su éxito, están marcadas por elementos ajenos a su calidad.

El engaño de Harriet Burden al mundo intelectual y artístico de Nueva York consiste en confabularse con tres artistas masculinos para que hagan pasar por suyas las obras que ella crea. A lo largo de cinco años, Burden realiza tres exposiciones, que presenta, sucesivamente, bajo la autoría de Anton Tish, Phineas Q. Eldridge y Rune, tres hombres muy diferentes entre sí, con los que Burden entabla relaciones también muy distintas. Tras esas máscaras, Harriet va consolidando su gran proyecto de  terminar revelando al mundo que quien ha hecho babear a los críticos y a los entendidos no es un hombre, sino esa mujer a la que han dado de lado durante tanto tiempo; la que organizaba las cenas de Felix Lord, el gran marchante de arte al que todos admiraban; esa mujer grandota que no se atrevía a hablar demasiado porque sus conocimientos de todo –de filosofía, de neurociencia, de arte, de psicología- eran tan profundos y serios que no lograba nunca combinarlos con la banalidad de la charla intelectual que fluía en las grandes cenas de los museos y en las inauguraciones de las galerías. 

El planteamiento podría llevarnos a pensar que estamos ante la   historia de una simple  venganza, o ante un gran panfleto posfeminista, pero el libro de Hustvedt es mucho más. Para orquestar la estructura de la novela, Hustvedt crea a I.V. Hess, una investigadora que reúne toda la documentación posible sobre Harriet Burden y su experimento, años después de su muerte. Es I.V Hess quien habla en el primer capítulo para explicarnos la estructura de sus investigaciones, en una introducción que resulta francamente pesada. Pero no hay que desanimarse. Las declaraciones, entrevistas y escritos que vienen a continuación valen la pena y en ellos hay humor, emoción y agudeza.  Además de los diarios de la artista, que son la pieza fundamental en la construcción del extraordinario personaje que es Burden, I.V.Hess ha recopilado los testimonios de sus hijos, su amante y su íntima amiga, así como de críticos de arte, periodistas, galeristas y personas que tuvieron algo que ver con el proyecto de Harriet y supieron, tarde o temprano, lo que ella pretendía. Cada uno nos da su punto de vista.

El resultado de las intervenciones de unos y otros es un rompecabezas que se va completando página a página, escrito con un ritmo tal que la erudición que se despliega en las numerosas referencias a los planteamientos intelectuales que sustentan el proyecto de Harriet no llega a interrumpir nunca el suspense de la acción. Las voces que se suceden para hablar de Harriet y su historia van construyendo “lo que pasó” (el éxito de las exposiciones, la percepción de críticos y galeristas, el papel de Harriet agazapada tras sus máscaras, su historia de amor con un poeta, las vidas de sus hijos, la traición que sufre), pero sobre todo nos van completando el retrato de Harriet, un personaje doliente que trama resarcirse; una mujer fuerte y vulnerable al tiempo, sabia e ingenua; una madre, una abuela, una amiga, una amante, una gran trabajadora y un gran cerebro; una mujer-dragón; una luchadora a la que al final tomas un enorme cariño. Todos y cada uno de los personajes que giran a su alrededor tienen sentido; no hay nada banal ni artificioso ni efectista en ellos, por más sofisticados que sean. Quienes aman a Harriet, quienes la traicionan, la acompañan o la ignoran, son gente que capta nuestro interés, que dice cosas que nos vinculan a la novela, que nos engancha.

Siendo conocer a Harriet Burden el gran atractivo de la novela, también es cierto que la cuestión que se plantea en ella sobre el valor real del arte frente al valor de la percepción del mismo está desarrollado con brillantez. Hustvedt ha escrito ensayo además de ficción y tiene credibilidad suficiente para que nos planteemos una respuesta  a la provocación que nos lanza mediante el experimento de Harriet:  ¿Son las obras de arte lo que valoramos, o es más bien el conjunto de prejuicios que nos acompaña a la hora de mirar lo que está fijando el valor que les asignamos?

1 comentario:

  1. No no no esto no puede ser, tantos días de vacaciones y tus seguidores Que?

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