domingo, 19 de febrero de 2017

Cine. Jackie


Lo poco que sabemos de Jackie

Título original: Jackie
Duración: 95 minutos
Director: Pablo Larraín
Guión: Noah Oppenheim                                                                
  En lo que Larraín quiere contarnos lo más importante no son las imágenes del momento del asesinato de John Kennedy, ni la belleza de Natalie Portman y su vestuario, ni los interiores de la Casa Blanca, ni los preparativos del entierro, ni la relación entre Jackie y el resto de los afectados por el magnicidio –su cuñado Bobby; sus hijos, el presidente entrante, Johnson, y el personal afecto a la primera dama- . Sin embargo, es lo que más me ha interesado  en esta película sobre Jackie Kennedy en los días posteriores al asesinato de su marido. Lo que el director aspira a transmitir es el lado oculto de Jackie en la tragedia; lo que sintió y pensó; cada milímetro de su intimidad.   
    Y para ello, claro está, recurre a la invención, puesto que no existen evidencias que nos den certeza de esa intimidad, más allá del horror de ver la cabeza de su marido pulverizada por un balazo sobre su falda y de la angustia por sus hijos y su futuro. Lo que inventa Larraín no es que esté mal, ni tiene por qué no ajustarse a la realidad. Dicen que a Jackie siempre el preocupó mucho el dinero, y que por algo se casó luego con Onassis, y esta inclinación se ve bien reflejada en alguna de sus reflexiones. También encaja que quisiera un entierro con vocación de fijar la imagen del legado de JFK, y su foto saliendo de la Casa Blanca con un niño de cada mano coincide con ello. Pero Jackie es una gran desconocida; una mujer hermética de la que sabemos muy poco. Los medios la encumbraron, junto a su guapo marido, por su juventud y su elegancia, e hicieron de ella un mito a un tiempo fresco y glamouroso, pero poco sabemos de su auténtica personalidad. Aquí aparece, además de tristísima, frívola y caprichosa; descentrada e irresponsable. Acabas un poco harta de ella.
  En resumen, el problema es que el tono grandilocuente con que Larraín pretende convencernos de que ha entrado en el alma de Jackie no casa con lo poco que conocemos de su figura pública, de forma que el guión desprende una cierta sensación de impostura. No te crees su conversación con el cura, ni con el periodista que va a entrevistarla, el cual en la vida real publicó una entrevista con ella que se parece poquísimo a lo hablan en la película. Sus reacciones -expresadas de forma extremadamente prolija, porque ella es el corazón de la película- no acaban de tranmitir emoción, porque, a pesar de la buena interpretación de Natalie Portman, nunca dejas de recordar que nadie sabe nada sobre Jackie.

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