miércoles, 22 de julio de 2015

Cine. Inside Out



Magistral

Título original: Inside Out

Duración: 94  minutos


Guión: Michael Arndt (Historia: Pete Docter)

Cuando se cumplen veinte años desde que Daniel Goleman revolucionara el management con la noción de “inteligencia emocional”, aparece esta magnífica película, que deberían ver quienes aún piensan que conviene alejar las emociones de la vida profesional y, en general, cualquiera que quiera pasar un rato maravillándose ante un espectáculo redondo, en el cual Disney y Pixar se enfrentan al dificilísimo reto de dar vida a algo tan abstracto como las emociones. 


El puente de mando del cerebro de una niña de once años está gobernado por cinco personajes: Alegría, Tristeza, Miedo, Ira y Asco. Su caracterización es el primer logro de la película. Es difícil decidir en cuál han acertado más, si en la cara verde de Asco, con su boca ladeada y sus largas pestañas despectivas; en la energética y entusiasta voz  de Alegría, en el rotundo rojo del muy masculino cuerpo de Ira, en la delgadez neurótica de Miedo o en las lánguidas redondeces azules de la eternamente cansada Tristeza. He leído que Paul Ekman, un gurú del “body language”, ha asesorado científicamente a los de Pixar. Gran trabajo.


Estos cinco personajes –tiernos, creíbles, llenos de humor y simpatía- gobiernan el comportamiento de Riley, si bien Alegría es quien en principio lleva la voz cantante, porque el cerebro en el que habitan es, fundamentalmente, el de una niña feliz. El problema llega cuando la familia se muda de la bucólica y un poco paleta Minnesota a la urbanísima e interracial San Francisco, y las cosas empiezan a ir de mal en peor para Riley. Tan mal que  Alegría y Tristeza son expulsadas de la Torre de Control, y deben emprender una aventura para lograr recuperar su influencia en el comportamiento de Riley, que ha quedado a merced de Miedo, Ira y Asco –los cuales están hechos un lío- y empieza a correr peligro. En su viaje por el cerebro de Riley tratando de recuperar el mando, Alegría y Tristeza se encuentran con el resto de la parafernalia psicológica de la niña: los recuerdos y su sistema de almacenamiento y eliminación,   los sueños,  el pensamiento, la fantasía, el subconsciente y la noción de la realidad. Alegría y Tristeza viajan por esos mundos con ritmo frenético en escenas de cine clásico en las que hay laberintos, abismos, trenes que descarrilan, islas que se hunden,  edificios que se derrumban y amigos que las salvan. 


Todo cuanto hacen divierte y emociona, al tiempo que tiene sentido y es interesante. Reconocemos cada propuesta, por difícil que parezca: los recuerdos que se borran, los que aparecen sin ton ni son de una manera insistente, el modo en que se fabrican los sueños, las incógnitas del subconsciente, el reto de lo abstracto –tronchante la transformación picassiana de los personajes- o la forma en que el amigo imaginario de la niñez da paso en nuestras fantasías al novio ideal. Hay carcajadas en la sala cuando el guión nos muestra las emociones que habitan en el interior de la madre, mientras habla con el padre, cuyas emociones aún dormitan mientras las de ella están en plena actividad, y es inevitable recordar el  viaje de Woody Allen al interior del cuerpo de aquel chico que quería ligar en “Todo cuanto usted quiso saber sobre el sexo…” 


Junto a la maravillosa construcción de los personajes y sus mundos y la agilidad, humor y ternura del guión, es de destacar la estupenda resolución de la muy adulta propuesta de la película: todas las emociones – también la tristeza- contribuyen a gobernar una vida feliz.

2 comentarios:

  1. Tu mejor post desde que empezaste. fondo y forma redondos.

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  2. Tu mejor post desde que empezaste. fondo y forma redondos.

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