Austral
263 pags.
Imprescindible
Hay
recomendaciones de libros que se agradecen eternamente. En la librería Farinelli, de La Granja, Valentín me recuerda
que existe Josep Pla, a quien había visto en una larga e interesante entrevista
que le hizo Soler Leal, entrevista que Carlos y su mujer, Pili, me
invitaron a compartir. El caso es que Valentín me vuelve a
presentar a Pla, y me vende este libro, que llevo conmigo en el tren que me
conduce al sur. Y descubro una joya. Pla tiene mirada poética, esa condición
imprescindible para el escritor que aspira a subrayar o reinventar la realidad
más simple, esa cualidad que permite al autor observar el croar de una rana, el
andar de una vieja, el aroma de un salchichón o un desbarajuste urbanístico y pasarlo
por el filtro de su prosa para extraer un jugo que es un placer para el lector.
El Pla que viaja en este autobús por el Maresme es un observador inteligente,
culto, socarrón y lleno de sentido del humor. Su crónica de las fondas en las
que se aloja, los viajeros con los que habla, los payeses a los que observa y
los recuerdos y las reflexiones que su viaje le provoca es una pura delicia. Como bien señala Valentín, no hay
mucho escritor capaz de esa agudeza en el adjetivo, de esa descripción de la
belleza del mar, o del monte, o del cielo, a años luz de cualquier atisbo de
cursilería, de esa combinación de cachazuda reflexión sobre el ser humano y la
sociedad y diálogos vivarachos y divertidos. Pla era un tipo, y hay que leerle
más. ¡¡¡Gracias, Farinelli!!
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