Alianza
Editorial
227 pags.
Distopía ineficaz
La distopía es lo contrario de la utopía, o sea, según la RAE, la“representación ficticia de una sociedad futura de características negativas
causantes de la alienación humana”.
Para ser eficaz como arma literaria, la distopía debe ser perturbadora. Según
mis amigos de tertulia literaria, este libro lo es; a la mayoría les ha
inquietado esta fábula sobre un mundo sin mujeres. A mí en cambio la propuesta
de Maalouf no ha conseguido interesarme del todo. Me ha gustado la profesión
del protagonista, un experto en insectos cuyas tareas profesionales están
cargadas de preciosos simbolismos y un padre excepcional; pero su mujer, que
descubre una trama internacional capaz de lograr que los nacimientos de mujeres
se reduzcan de forma catastrófica, no me ha atraído lo suficiente. Tampoco me
ha convencido el abismo norte-sur que plantea el libro, escrito en 1992, cuando
los millones de personas del mundo antes subdesarrollado que se incorporan cada
año a la clase media no existían y todo era más fácil de simplificar. Hay, eso
sí, algunos párrafos que están muy vigentes: “…los hombres siguen huyendo,
siempre que pueden, por barco o a lomos de mula. Son los últimos portadores de
antiguas luces, escapan como las palabras de un moribundo. Para llegar a Norte,
el norte del Mediterráneo, el norte del Río Grande, no necesitan brújula, sus
antepasados les precedieron, el camino está inscrito en sus gentes, su dureza
es llevadera y sus rigores están salvados de antemano. En los países de acogida
muchos se consideran invadidos; pero, ¿qué hacer? No se tira de nuevo a un
náufrago al mar”.Son destellos que de cuando en cuando lanza el libro, pero en
mi opinión, la distopía que plantea Maalouf –un mundo sin mujeres, abocado a la
violencia y la regresión- no tiene material literario de gran interés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario