domingo, 1 de julio de 2018

Novela. El primer siglo después de Beatrice, de Amin Maalouf




Alianza Editorial
227 pags.
Distopía ineficaz
 

La distopía es lo contrario de la utopía, o sea, según la RAE, la“representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la alienación humana”. Para ser eficaz como arma literaria, la distopía debe ser perturbadora. Según mis amigos de tertulia literaria, este libro lo es; a la mayoría les ha inquietado esta fábula sobre un mundo sin mujeres. A mí en cambio la propuesta de Maalouf no ha conseguido interesarme del todo. Me ha gustado la profesión del protagonista, un experto en insectos cuyas tareas profesionales están cargadas de preciosos simbolismos y un padre excepcional; pero su mujer, que descubre una trama internacional capaz de lograr que los nacimientos de mujeres se reduzcan de forma catastrófica, no me ha atraído lo suficiente. Tampoco me ha convencido el abismo norte-sur que plantea el libro, escrito en 1992, cuando los millones de personas del mundo antes subdesarrollado que se incorporan cada año a la clase media no existían y todo era más fácil de simplificar. Hay, eso sí, algunos párrafos que están muy vigentes: “…los hombres siguen huyendo, siempre que pueden, por barco o a lomos de mula. Son los últimos portadores de antiguas luces, escapan como las palabras de un moribundo. Para llegar a Norte, el norte del Mediterráneo, el norte del Río Grande, no necesitan brújula, sus antepasados les precedieron, el camino está inscrito en sus gentes, su dureza es llevadera y sus rigores están salvados de antemano. En los países de acogida muchos se consideran invadidos; pero, ¿qué hacer? No se tira de nuevo a un náufrago al mar”.Son destellos que de cuando en cuando lanza el libro, pero en mi opinión, la distopía que plantea Maalouf –un mundo sin mujeres, abocado a la violencia y la regresión- no tiene material literario de gran interés.

No hay comentarios:

Publicar un comentario