domingo, 17 de diciembre de 2017

Novela. El corazón es un cazador solitario



Prodigio

Seix Barral
386 pags.

    Es un prodigio que una mujer de veintitrés años en el año cuarenta publicara una novela como esta. Carson McCullers lo hizo, y el mundo literario de Estados Unidos le reconoció de inmediato el sorprendente talento con el que construye la historia del señor Singer, un mudo que no habla, pero sí oye, y los personajes que giran a su alrededo con el denominador común de la soledad. Lo que ocurre en una oscura ciudad de Georgia nos conmueve por lo contemporáneo de los conflictos interiores que describe –la marginalidad, el aislamiento, el vacío, la impotencia- y por la agudeza y sensibilidad con la que tan jovencísima autora se adentra en todas sus dimensiones, desde las más íntimas –la sexualidad, la sensibilidad para la belleza, el amor y la amistad- hasta las sociales y políticas de la época.
   Como nos recuerda Elvira Lindo en su prólogo, la propia McCullers definió el sentido de su historia como “la rebelión del hombre contra su propio aislamiento interior y su necesidad de expresarse tan plenamente como le sea posible”. Desde su deslumbrante inicio (“En la ciudad había dos mudos, y siempre estaban juntos”) hasta la última página encontramos un mundo redondo, cerrado, habitado por gentes que piden socorro y que de forma precaria se apoyan los unos en los otros, un mundo desde el cual el pesimismo de la autora nos interpela con golpes incesantes, porque sus personajes sufren, tienen miedo, anhelan salvarse y pierden una y otra vez la esperanza. 
    Me urge leer la biografía de Carson McCullers para intentar comprender este prodigio.

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