Pasión y compasión
Dostoievski
escribió esta novela en 26 días, tal vez porque su propia pasión por el juego le llevó de la mano a toda velocidad hasta completar
el retrato de Alekséi Ivanovich, un joven de familia noble,
tutor de los hijos de un general arruinado que se finge rico y pasa sus
vacaciones en un pueblo alemán –inspirado en Wiesbaden-, en el que el balneario
y el casino son los centros de atracción.
Alekséi nos habla al principio del
libro de su pasión por la hijastra del general. Parece ser este amor lo que más
le importa en la vida. Pero es el juego, y solo el juego, lo que va a marcar el
proceso de transformación que experimenta Alekséi hasta su destino final. La
novela es un retrato magistral de la sociedad acomodada centroeuropea en mitad
del XIX –el francés, el inglés, la aventurera, el arribista, los aristócratas, París-
pero el corazón de la historia está en las páginas en las que se describe la
mente del ludópata. Recuerdo especialmente las escenas en las que la vieja
madre del general pasa de no saber cómo funciona la ruleta a engancharse al
juego. En ellas hay humor, y ternura, y empatía, pero también la descripción
sin contemplaciones del vértigo que produce una pasión como el juego y del callejón sin salida al que conduce.
No hay comentarios:
Publicar un comentario