domingo, 13 de noviembre de 2016

Novela. A contraluz, de Rachel Cusk



Libros del Asteroide. 
218 pags.

La frialdad del experimento

    Una escritora inglesa viaja a Atenas para dar un curso de escritura. En el avión conoce a un hombre que le cuenta su vida, con el cual mantiene contacto durante su estancia en Grecia. El resto de las personas con las que se ve –viejos amigos, conocidos de esos amigos, gente de su profesión - son también narradores de historias; cada cual la suya. Dentro de estas historias hay más narraciones: infinidad de personajes se enfrentan a conflictos, unas veces triviales, otras  dramáticos. Los alumnos de la narradora, por su parte, se ejercitan en clase en la observación del mundo como pilar de la creación, y de ahí surgen sus proyectos de relato, conectados con sus realidades, sus fantasías y sus reflexiones.
     Sabemos de la narradora que está separada, que es madre de dos hijos y que está atravesando una crisis vital. Y sabemos que la autora pretende que, a través de las historias que los distintos personajes van contando, atisbemos a contraluz quién es esa mujer que nos habla y nos cuenta lo que le cuentan;  qué conflictos aquejan a esa profesora que ha ido hasta Atenas, dejando tras sí a sus hijos.
    La idea es buena, pero resulta un tanto fría. No he logrado librarme de la sensación de estar ante un alambicado artilugio literario, sin pizca de sentimiento; con mucha imaginación, pero poca creatividad, si entendemos por tal la capacidad de transmitir una interpelación emocional, estética o intelectual que haga mella en el lector. No he experimentado conexión alguna con la narradora, ni con ninguno de sus personajes. Todos tienen la misma voz. Sus descripciones son precisas; sus mundos están bien observados; sus reflexiones son estimulantes, lo que nos cuentan a veces tiene gracia, y la escritura de Cusk es ágil. Pero algo falta. No se vislumbra en ninguna parte el corazón de la autora. ¿Para qué ha escrito esta novela?
   Tampoco se percibe a la narradora. ¿Qué le pasa en realidad a esa profesora de literatura? La contraportada dice que el libro “nos habla de cómo construimos nuestra identidad a partir de nuestra propia vida y de la de los demás”.  Como planteamiento tiene su atractivo, pero no acaba de plasmarse en la novela con efectividad.

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