sábado, 29 de octubre de 2016

Novela. A la caza del amor, de Nancy Mitford



Acantilado. 265 pags.
Humor y reflexión

   Leída la biografía de las hermanas Mitford y otra de las más famosas novelas de Nancy, Amor en clima frío, lo he pasado muy bien con esta historia, en la que está muy presente lo autobiográfico. Al igual que la narradora, Nancy se crio en una gran casa de campo de la aristocracia inglesa, rodeada de hermanos, criados, nannies, animales y parientes extravagantes, y salió al mundo en los años 20, a la caza del amor. Como alguno de los personajes del libro, Nancy sacó la cabeza de los restos del mundo victoriano, estuvo muy cerca de la política francesa en tiempos de la segunda guerra mundial, a través de uno de sus amantes, y conoció muy bien el impacto de los enfrentamientos políticos de la Europa de los años 30 en la clase alta inglesa, gracias, entre otras cosas, a la militancia comunista de su hermana Jessica y a las tendencias filonazis de sus hermanas Unity y Diana.
     Lo fascinante de este libro es comprobar que una mujer criada por un padre partidario de que las niñas no fueran al colegio tuviera el instinto narrativo necesario para escribir una novela tan completa. Porque no se trata solo de su prosa fluida, de lo bien perfilado de sus variopintos personajes, de lo nítido y veraz de la voz de la narradora, del humor presente en cada página. El libro es bastante más. En primer lugar, es una interesante mirada a Inglaterra y a algunos de sus rasgos más característicos, como el clasismo, su relación de amor y odio con lo extranjero y la bipolaridad entre represión y pasión de los ingleses. Es también, en cierta medida, un relato histórico sobre el drama político europeo de los años 30 y 40, que conocemos a través de la presencia de sus personajes en el París inmediatamente anterior a la ocupación, en los campos de refugiados españoles del Perpiñán del año 39 y en el Londres de los bombardeos. Aunque la intención de Mitford no sea hacer una novela histórica, a través de dos o tres pinceladas detectamos con bastante precisión cuál fue la actitud respectiva de las clases altas inglesas y francesas en aquella tragedia. Además, la historia plantea una reflexión  interesante sobre el papel de las mujeres en la Europa de la época, y, en particular, sobre las de clase alta. Y por último, pero no menos importante, la novela nos ofrece un retrato divertido, pero con bastante enjundia, sobre la aristocracia inglesa, en el que vemos cómo se viven en ese mundo los conflictos que afectan a cualquier ser humano –el amor, la atracción física, la dignidad, la libertad- , sin importar si el personaje pertenece al tronco central de lo inamovible –como el tío Matthew, trasunto del padre de Nancy- o si es un alma descarriada que se lía con extranjeros y gente middle class. La descripción de ese mundo –que es el mundo de los Mitford y sus aledaños- con sus graciosísimas obsesiones lingüísticas, y, en general, con sus hábitos y actitudes ante la vida, es el gran logro de la novela. 
  El prólogo José Carlos Llop nos ayuda a comprender la relación entre la biografía de la autora y la historia que nos narra y nos lleva a preguntarnos qué pensaría Nancy Mitford de su propia vida.

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